¿Podríamos leer espacios arquitectónicos de forma sinestésica? ¿Con nombres o sentidos distintos a los esperados? ¿Qué sucedería? Leer espacios desde esta otra visión tiene que ver tanto con la puesta en duda de la necesidad de nombrar, como con olvidar los nombres como contenedores estancos. Frente al nominalismo ‘exagerado’ o ‘absoluto’ que relaciona unívocamente nombres y objetos, espacios y usos –estímulos determinados con sentidos determinados–, se superpone un entendimiento de la arquitectura en que los espacios y lugares se pueden definir de una forma más indeterminada, inesperada y cambiante. La ‘restauración de las cumbres del Turó de la Rovira’ en Barcelona, de los estudios Jansana-de la Villa-de Paauw y AAUP, representa un interesante caso de esta forma de proceder a través de desviaciones infinitesimales que consiguen grandes resultados.